Se iniciaba el año 1997, cuando un grupo de artesanos comenzamos a darle forma a un sueño. El sueño de la Feria propia.
Se hicieron todo tipo de reuniones y, ayudados e incentivados por algunos vecinos, comenzamos los trámites formales para darle carácter legal a nuestro proyecto.
Se consiguió la autorización para fiscalizar nuestras artesanías que se convertirían en nuestro capital; se consiguieron los permisos municipales y, en el mes de agosto de ese mismo año, procedimos a inaugurar nuestra querida y ansiada Feria.
En un principio, alquilábamos los puestos, pero -poco a poco- fuimos adquiriendo cada uno el suyo y así logramos la tan deseada autonomía.
Han transcurrido casi doce años, han pasado gran cantidad de artesanos de todo tipo, pero hoy, tanto los que estamos desde su inicio, como todos los que se fueron agregando, sentimos el orgullo de ver que nuestra querida Feria de Olivos es valorada y reconocida por los vecinos, los visitantes circunstanciales y la cantidad de clientes, muchos de los cuales se han convertido en amigos, que recorren los fines de semana éste, nuestro lugar, en el cual nos sentimos como en nuestra propia casa.
Lo firman nuestros pioneros: Pol, Lidia, Zulema y Cacho.
Fotos históricas: gentileza de Inés, la florista de la plaza.
Fotos de artesanos y sus piezas: gentileza de Melisa Videla
Fotos de artesanos y sus piezas: gentileza de Melisa Videla